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Bukele y los deportados de EE.UU.: ¿Qué gana El Salvador con su retorno?

San Salvador, 20 de marzo de 2025 – La reciente oleada de deportaciones desde Estados Unidos ha generado un intenso debate en El Salvador. El presidente Nayib Bukele ha recibido a miles de ciudadanos retornados en los últimos meses, un movimiento que plantea preguntas clave: ¿qué gana su gobierno con esta política? ¿Beneficia esto al país o representa un reto mayor?

El gobierno de Bukele ha impulsado una narrativa de reinserción y oportunidades para los salvadoreños deportados. A través de programas de empleo, capacitación y apoyo psicológico, la administración busca convertir este fenómeno en un beneficio para la economía nacional. Según datos oficiales, en 2024 más de 50,000 salvadoreños fueron deportados desde EE.UU., una cifra que sigue en aumento este año.

Beneficios políticos y económicos

Desde el punto de vista político, Bukele refuerza su imagen de líder nacionalista al mostrarse como defensor de los derechos de los salvadoreños, incluso aquellos que regresan en condiciones difíciles. Al recibirlos con promesas de oportunidades, proyecta un mensaje de estabilidad y control que fortalece su popularidad.

Económicamente, los deportados representan un desafío y una oportunidad. Mientras algunos expertos advierten que el retorno masivo podría afectar el empleo y los servicios públicos, otros sostienen que muchos de estos ciudadanos traen habilidades adquiridas en EE.UU., lo que podría dinamizar sectores como la construcción, el emprendimiento y los servicios.

Relación con EE.UU. y seguridad

El manejo de los deportados también influye en la relación con Washington. La administración Biden ha mantenido la presión sobre Bukele en temas de derechos humanos y democracia, pero el salvadoreño ha sabido equilibrar su discurso para mantener los beneficios económicos de la relación bilateral.

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Además, una de las principales preocupaciones es la seguridad. El temor a que antiguos pandilleros deportados reactiven estructuras delictivas es un desafío que el gobierno ha tratado de controlar con su plan de seguridad, incluyendo el estado de excepción y la fuerte presencia militar en las calles.

¿Una estrategia de largo plazo?

El futuro de esta política dependerá de si el gobierno logra realmente reintegrar a los deportados a la sociedad y a la economía. Si el plan funciona, Bukele podría capitalizarlo como un éxito de su gestión. Sin embargo, si el desempleo y la inseguridad aumentan, la estrategia podría convertirse en un problema social y político.

Por ahora, el presidente sigue apostando a que el regreso de miles de salvadoreños se convierta en una oportunidad para fortalecer su discurso de nación soberana y en crecimiento, aunque los desafíos no dejan de acumularse.

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